Día de Las Madres
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Por Natalia Rodriguez
El último día de las madres que pasé con mi mamá fue el 10 de mayo de 1983. No sé si nos divertimos, no sé si la besé o la abracé, simplemente no recuerdo nada de ese día porque apenas tenía un año con 5 meses.
De ahí en adelante, todos los días de las madres los celebré con mi abuela, yo era su consuelo y ella era el mío. Mi abuela se convirtió en la mamá que me arrebataron abruptamente. Yo me convertí en la hija que los escuadrones de la muerte salvadoreños secuestraron.
De pequeña, yo hacía arte y manualidades para el día de la madre, pero ese regalo nunca llegó a su destino final. En un evento del día de las madres en mi escuela yo recité un poema, mi mamá nunca lo escuchó. Me dieron medallas por excelentes calificaciones, mi mamá nunca las vio. Participé en juegos intramuros, mi mamá no estuvo allí para apoyarme. Ella fue una de miles de mamás salvadoreñas que fueron desaparecidas forzadamente durante la guerra civil en El Salvador.
Recuerdo que de adolescente estaba viendo las noticias en un día de las madres. Un reportero se movilizó a un cementerio a entrevistar a las personas que visitaban las tumbas de sus mamás y yo me pregunté: ¿Por qué yo no puedo ir al cementerio a llevarle unas flores a mi mamá? ¿Por qué yo no tengo una tumba para mi mamá? Ni siquiera sabía qué era lo que en realidad había pasado con ella.
Treinta y tres años después, toda una vida, del día que ella fue desaparecida a la fuerza y yo todavía no sé adónde están sus restos. Tampoco tengo idea de que fue lo que realmente le sucedió. No soy la única en esta situación; muchos hijos e hijas de desaparecidos pasarán este día de las madres como tantos otros, preguntándose ¿Adónde están nuestras mamás? ¿Qué les pasó? Nos continuamos preguntando si algún día sabremos la verdad.
Mi abuela tiene 94 años de edad y el día de las madres para ella ha sido incompleto desde el año 1983. Ella es como una Penélope salvadoreña que continúa esperando el retorno de su adorada hija; pero mi mamá no va a regresar jamás por que fue cobardemente desaparecida y asesinada.
La sociedad salvadoreña continúa negándose a reconocer lo que le pasó a todas estas valientes jóvenes. El único crimen de todas estas madres fue querer un mejor futuro para sus hijos. Nosotros, los hijos e hijas no tenemos permitido ni siquiera tener sus restos. ¿Acaso el daño causado no fue suficiente? ¿No fue suficiente haber destruido nuestras familias para siempre? ¿No fue suficiente no permitirle a una madre ver crecer a su hijo? ¿No es suficiente haber privado a un hijo o a una hija del amor incondicional que únicamente una madre puede brindar?
Este día de las madres, quiero mandarles un fuerte abrazo y mi más profundo cariño a todos los hijos e hijas cuyas mamás fueron injustamente desaparecidas, torturadas y asesinadas. Otro abrazo para todas las madres cuyas hijas corrieron la misma suerte. A todas las madres desaparecidas, donde quiera que estén: ¡¡Feliz día de las madres!! Siempre serán amadas y recordadas. Prometemos continuar luchando por la verdad y la justicia.
Natalia Rodriguez vive en Texas, y es un miembro original de la campaña Los Huesos de Nuestros Padres. Para leer mas de la historia de su mama, Silvia, haz clic aqui.